28.3.11

Una casa digestiva para Lavapiés. josep maría martín






Me gusta el hecho de que un artista fije sus ojos en personas, realidades como ésta. Me parece una buena idea tratar de mejorar la vida, la situación de personas que puedan estar pasando por momentos difíciles.


Pero cuando leo el artículo de El País, escrito por Pablo de Llano, sobre el proyecto de Josep María Martín... leo:



"...quería investigar un piso patera e intervenir en él para mejorarlo..."
"...su vida ilegal en España..."
"...convivencia milagrosa..."
"...sueño irreal..."
"...donde se amontonan inmigrantes..."
"...estuvieron ocultos hasta que se cruzó en sus vidas Josep Maria Martín, un artista..."
"...trabaja ligando la estética con la ética, la etnografía y la arquitectura..."


Lo lei de corrido y sin saber por qué, no me gustó. Lo volví a leer y me detuve entonces en determinadas frases, algunas palabras gritaban sobre el papel... me he permitido copiar y pegar algunos ejemplos en la parte de arriba de estas líneas. Ahora que leo estas frases (y no, no están sacadas de contexto), me pregunto:


¿Qué es un piso patera? ¿existe? ¿qué derecho tenemos nosotros de...?


No dudo que los inmigrantes que llegaron a Europa con la idea de alcanzar el paraíso terrenal se hayan encontrado con algo muy diferente y que por lo tanto su vida aquí no sea fácil. Conozco a muchos de ellos, concretamente senegaleses, como es el caso de Josep, y pudo decir que el término "piso patera" no existe en mi vocabulario. Se da una diferencia cultural grande entre Europeos y Africanos, entre españoles y senegaleses, a grandes rasgos, como es obvio, y concretamente a la hora de convivir y compartir el espacio. 
Mientras que para nosotros, españoles, nuestro mayor objetivo es lograr la independencia, comprarnos un piso, irnos a vivir con nuestra pareja (casado o no) y disfrutar de nuestro tiempo libre, para un senegalés, la familia es lo más importante. Suelen vivir varias generaciones en la misma casa, los abuelos nunca se quedan solos o van a una residencia, los padres tampoco. Los hermanos ayudan a los primos, y los tíos cuidan de los sobrinos... entre ellos no existe (como en la mayoría de nuestros casos) esa larga línea que separa el parentesto familiar. Forman entre ellos una gran comunidad. 


Los inmigrantes que llegan a Europa desde África, tratan de cuidarse entre ellos, forman grupos, comunidades de paisanos (como ellos dicen) para apoyarse. Es verdad que sus recursos y posibilidades son limitados pero no viven amontonados, ni su convivencia es milagrosa.


Si algo he aprendido durante el año y pico que he "convivido" con los chicos, mis chicos (el grupo de senegaleses que he estado fotografiando) es que en cada país del mundo, cada persona, cada comunidad ha crecido y se ha educado en unos valores, que tienen su forma de hacer, convivir, pensar, negociar, amar, compartir, relacionarse... y que ninguna manera es mejor que otra. No creo que nuestra función sea "salvarles" de su vida ilegal española, ni sacarlos de su hogar clandestino, ni investigar sus pisos para mejorarlos... porque puede que nuestro propósito acabe como el del artista Josep: "...al verlo supe que la idea de mejorar las condiciones de un piso patera era inviable ...". 


Los inmigrantes que viven en España, en Madrid, en Lavapiés, han arriesgado su vida en busca de un futuro más prometedor. Han venido en busca de trabajo, de explorar otros lugares, también quieren ver mundo, aprender cosas nuevas, ser útiles, ayudar a los suyos y volver con los recursos necesarios para vivir junto a sus familias de nuevo. No necesitan reformas en sus pisos patera, sino la aceptación de los que les rodean, oportunidades laborales e igualdad de derechos. 

Solo eso, nada más. 


Comparto el vídeo, que me gusta más:

http://www.elpais.com/videos/sociedad/casa/digestiva/Lavapies/elpepuesp/20100206elpepusoc_1/Ves/