1.11.15

AKWADUM CHRISTIAN VILLAGE. APOYEMOS LA CAMPAÑA ¡QUEREMOS UN TAXI!


Cuando en 2012 viaje a Koforidua (Ghana) me recogió en la estación de autobuses un hombre de semblante amable, con una sonrisa perenne: Wisdom. En realidad no sabía muy bien qué me esperaba ni a dónde iba, llegué allí a través del amigo de una amiga. Miriam, me presentó a Óscar que andaba en temas de cooperación y había comenzado su sueño de HolaGhana colaborando con la escuela Akwadum Christian Village y el orfanato que se encuentra dentro de las instalaciones. Yo viajaba al país por otros motivos y me apetecía colaborar y conocer este proyecto así que me presente allí...

Yo dormía en una cama grande, dentro de una habitación verdosa con el suelo a cuadros ajedrezados. Antes del alba, cuando el gallo empezaba a cantar, (descubrí que había un gallo en el patio que daba a la ventana de la habitación sobre las 5:30 de la mañana del primer día) daba un salto de la cama, ducha de cubo fresquita, vestido y a la furgoneta. 
Wisdom realiza el mismo recorrido diario. Una hora larga o dos pasando por aldeas y pueblos, de casa en casa (literal. Cuando en la parada faltaba algún niño iba hasta la casa, quitaba importancia a lo que fuera que estuviera ocurriendo y el niño acaba en la furgoneta). A lo largo de la mañana la furgoneta se iba llenando de gritos, de llantos, de canciones... 

 

Las instalaciones del colegio y del orfanato están en buen estado, la fundadora del proyecto conseguía recursos desde Londres y se encargaba del mantenimiento y de la ampliación del centro (comenzó con unas pocas aulas y ahora acoge a más del doble de alumnos). Wisdom cuenta con la secretaria (linda, lindísima en la foto de arriba), un claustro de profesores (difícil de conseguir pues no todos los profesores quieren ejercer en áreas rurales y en centros donde el salario es más bajo) y otro señor mayor que opina y ayuda en la toma de decisiones. 

 

En el colegio se asegura una comida al día. 
Los niños llegan temprano, se alinean en fila india, cantan el himno nacional y entran en clase. A la hora del descanso salen a jugar "al patio" (al campo) y toman un desayuno. Normalmente el desayuno lo traen de casa, unas galletas, un zumo... algunos no traen nada, algunos ni siquiera han cenado. Yo no lo sabía hasta que un día un niño me pidió muy desesperado algo de comer, con la cabeza abajo y casi llorando. Era un niño pequeño, tendría 5 años... me sorprendí, África a veces te enseña que lo malo, la tristeza o las necesidades quedan dentro, aparentemente no se ven, no ocurre nada grave pero...  es solo el caparazón, la educación de no quejarse, de aguantar, de "es lo que hay"... Busqué un desayuno y se lo di. Al día siguiente, se acercó y me dio las gracias. Muchos padres no pueden pagar el servicio de comedor (no llega a 2 ó 3€), cuando eso ocurre y se mantiene en el tiempo supone un problema económico para el colegio, he aquí otro de los malabares a los que se enfrenta Wisdom a diario para mantener los mínimos... 


 


En una casa separada, al lado del colegio se encuentra el orfanato. Niños abandonados o cedidos por sus padres por falta de recursos o problemas, viven juntos a la espera de encontrar una familia de acogida. Van al colegio por la mañana y realizan las tareas de la casa. Son niños con un pasado duro y triste (algunos, cuando ven a niños en la calle pidiendo comida, ofrecen comida muy caliente y se la dan en la mano para quemarlos y que no vuelvan. Fuerte, pero real) pero a la vez están llenos de amor y alegría. Sin duda, conocerlos y estar con ellos fue lo mejor que viví durante aquellos días. Los domingos Wisdom celebra una misa con ellos, él, además de educador, es pastor de la iglesia y realiza distintas misas llenas de fuerza y cánticos. La gente acude en busca de esperanza y luz. Muchos de los fieles, conocen la labor que realiza y esperan contar con su ayuda. A veces le piden ropa, alimentos, medicamentos....

 

Unas cuantas veces al mes, visita un poblado cerca de Koforidua. Hay que dejar la furgoneta a un lado de la carretera y caminar durante 45 minutos o así campo adentro. La gente que vive allí se dedica a la agricultura de subsistencia y tienen algunos animales de consumo propio. Wisdom se acerca para saber cómo están y les lleva ropa, jabón... los voluntarios de HolaGhana suelen pasar por allí y  colaboran con lo que pueden. Cuando acompañé a Wisdom recuerdo la preocupación de una de las madres (una señora muy mayor) porque necesitaban dinero para no sé qué cosa... estaba realmente agobiada, desesperada... vi que Wisdom le dio algo en la mano... el problema no alcanzaba ni 5€. 



Cuando me marché de Ghana, sentí una especie de vacío, un poco de tristeza. Yo no tenía recursos para ayudar a todos. No sabía cómo resolver las dificultades a las que se enfrentaba Wisdom día a día. A veces cuando queremos compartir y actuar con solidaridad podemos sentirnos inútiles y nos preguntamos ¿qué puedo hacer yo? yo me marché sin saberlo, di algo de dinero, compré tela y jabón para el pueblo, comimos algo rico con los niños en el orfanato, dibujamos y lo pasamos bien unos días... el otro día cuando vi la campaña para conseguir el TAXI que servirá de sustento al colegio y orfanato, lo vi claro. 
Hay algo que podemos hacer, aunque parezca pequeño, aunque no salve al mundo, podemos contribuir a la mejora de la vida de muchos. Mandar fuerzas a Wisdom que se enfrenta en solitario, tras el fallecimiento de la fundadora, a la gran responsabilidad de seguir apoyando a todos esos niños y sus familias que se benefician de lo que él hace. 

Cuando tengamos ganas de ayudar y pensemos que nuestra ayuda no será suficiente para paliar todas las necesidades o sufrimiento de la gente y nos sintamos pequeños...recordemos que entre todos, juntando un poco de fuerza, se pueden hacer muchas pequeñas cosas.